Una reciente sentencia del Tribunal Supremo en España ha marcado un antes y un después en la relación entre los bancos y sus clientes ante estafas por phishing. A partir de ahora, si un usuario demuestra que actuó con diligencia y no fue descuidado, el banco deberá asumir responsabilidad y devolver el dinero robado. Esto pone freno al argumento común de las entidades financieras que señalaban a la «negligencia del usuario» como excusa para no actuar.
El fallo tiene como referencia casos reales, como el de una mujer en Extremadura a quien le sustrajeron más de 3,400 euros tras seguir instrucciones fraudulentas desde la app de su banco. El juez determinó que la entidad no podía simplemente lavarse las manos, y esta decisión coincide con la sentencia del Supremo que obliga a las entidades a asumir su rol activo en la protección digital de sus clientes.
No obstante, el fallo también establece un equilibrio: el cliente debe ser razonablemente cuidadoso. Si comparte sus claves por canales inseguros o ignora advertencias claras, la responsabilidad seguirá siendo suya. La clave, como, está en definir con claridad qué es “ser descuidado” para que ni el cliente baje la guardia ni el banco evada su responsabilidad.
Finalmente, este cambio plantea preguntas sobre el futuro de los servicios bancarios digitales. ¿Subirán las comisiones? ¿Aparecerán seguros anti-phishing? Sea como sea, el mensaje es claro: la seguridad digital debe ser prioridad. Los bancos que no se adapten, podrían perder la confianza y los clientes en un mundo cada vez más digital.