En su última actualización, ChatGPT ha incorporado una sección de personalización dentro de los ajustes, donde puedes seleccionar una personalidad predeterminada para la IA, entre opciones como “cínica”, “robot”, “atenta” o “friki”. Además, puedes activar instrucciones personalizadas: definir el tono que el asistente usará y cómo te debe tratar. Desde “Asignarte un apodo” hasta “actúa como un asesor financiero”, la IA se adapte. Existe también un apartado dedicado a la identidad del usuario: puedes poner tu apodo, tu profesión y datos sobre tus intereses para que ChatGPT utilice ese contexto en sus respuestas.
Por último, se incorpora la gestión de memorias: puedes ver lo que la IA recuerda de ti, borrar elementos o desactivar la función de memoria por completo.
Impacto en la experiencia de uso y en ciberseguridad
Este nivel de personalización ofrece varias ventajas y algunos riesgos clave:
-
Mejor adaptación: cuando la IA conoce tu profesión (por ejemplo, “trabajo en ventas internacionales ”), puede ajustar sus ejemplos, vocabulario y sugerencias de forma más relevante.
-
Privacidad y control de datos: mientras más información proporcionas para personalizar, más debe cuidarse la gestión de tu identidad digital. Las memorias guardadas implican un mayor riesgo de exposición si no se protegen adecuadamente.
-
Tono y marca personal: adaptar el tono (formal, técnico, amigable, humorístico) puede mejorar la interacción, especialmente si la usas con fines profesionales o de marca.
-
Riesgo de sesgo y dependencia: una IA que se adapta demasiado puede terminar reflejando preferencias no controladas o reforzar conductas específicas. En ámbitos de ciberseguridad, esto puede significar menor objetividad o mayor facilidad para manipulación.
-
Gestión de derechos y transparencia: como usuario, es fundamental saber qué datos se recogen, cómo se usan y cómo puedes eliminarlos o modificarlos, alineado con buenas prácticas de protección de datos.
Desafíos futuros y recomendaciones estratégicas
Aunque el nivel de personalización es atractivo, hay puntos clave a considerar:
-
Configurar sin sobreexposición: define qué datos estás cómodo compartiendo: un apodo, profesión o intereses puede bastar sin necesidad de revelar todo tu perfil digital.
-
Revisar y borrar memorias: si usas ChatGPT con fines profesionales o con información sensible, asegúrate de visitar la sección de memorias periódicamente y limpiar lo que ya no es relevante.
-
Tono coherente con tu uso: si estás creando contenido profesional o usándolo para tu agencia de BI y finanzas, mejor un tono “atento” o “formal” que uno “friki” o demasiado coloquial.
-
Auditoría de datos y seguridad: si implantas ChatGPT en tu entorno empresarial, valida la política de datos, asegúrate de cifrado, acceso controlado y respaldo ante posibles fugas.
-
Mantente actualizado: estas funcionalidades avanzadas de personalización pueden evolucionar. Verifica regularmente los ajustes y novedades de la plataforma para aprovechar mejoras o cambios de política.
Conclusión
La posibilidad de personalizar cómo interactúa ChatGPT contigo ya no es solo un plus, sino una pieza estratégica en la forma como usamos IA en lo personal y profesional. Adaptar el tono, conocer tus intereses y controlar lo que la IA recuerda transforma una herramienta genérica en un asistente verdaderamente tuyo.
Para usarlo de forma eficaz y segura: configura con criterio, cuida tu identidad digital y mantén la transparencia en la gestión de datos. Solo así podrás convertir la personalización de IA en una ventaja real y sostenible.


