Duolingo ha dado un paso radical al anunciar que sustituirá parte de su red de colaboradores externos por IA generativa, según comunicó su CEO Luis von Ahn en un correo interno luego compartido en LinkedIn. La compañía se define ahora como “AI-first”, marcando un cambio estratégico que va más allá de la simple incorporación de nuevas herramientas tecnológicas: implica replantear por completo la forma en que se crea y distribuye contenido educativo. Xataka
Este movimiento demuestra que, en industrias como la formación online, el talento humano deja de ser un requisito indispensable para generar valor a gran escala. Tareas que antes eran lentas, costosas y altamente personalizadas —diseñar lecciones, redactar explicaciones, adaptar ejercicios— ahora pueden producirse en masa y en cuestión de segundos gracias a la IA, sin necesidad de nóminas, descansos ni exigencias creativas propias de un equipo humano. Xataka
Durante las últimas tres décadas, la economía digital consideró el capital humano —la creatividad, el lenguaje, el juicio— como el cuello de botella principal. Sin embargo, la adopción masiva de la IA generativa muestra un “desacoplamiento” progresivo entre el valor digital y la aportación directa de las personas: ahora basta con que una máquina lo haga “suficientemente bien” para desplazar a profesionales más cualificados. Xataka
Esta redefinición de la frontera del mérito profesional cuestiona la idea de que la excelencia humana sea siempre relevante. Si la velocidad y la escala de una IA resultan más eficientes, el grado de perfección o matiz que aporte un experto pierde peso frente a la capacidad de generar resultados inmediatos. En esta lógica, el talento humano deja de considerarse un activo “protegido” y pasa a ser un recurso opcional. Xataka
El gesto de Duolingo no es un caso aislado: otras empresas, como Shopify, ya exploran métricas de productividad basadas en la colaboración entre seres humanos y máquinas. Este suceso marca el comienzo de una nueva fase en el capitalismo digital, donde la creatividad será el próximo campo de batalla de la automatización y nos obligará a replantear el rol del trabajo humano y el prestigio profesional en un mundo cada vez más dominado por la IA.