En las últimas semanas, la función de generación de imágenes integrada en ChatGPT se ha convertido en una auténtica sensación. Millones de usuarios han comenzado a experimentar con la creación de imágenes a partir de texto gracias a la tecnología de DALL·E 3, ahora integrada de forma nativa en el chatbot de OpenAI. Sin embargo, este boom creativo ha traído consigo una consecuencia inesperada: la infraestructura de OpenAI está sintiendo la presión.
Según reporta Xataka, la empresa ha comenzado a limitar el acceso a esta funcionalidad debido a la enorme demanda que ha provocado una sobrecarga en sus servidores, especialmente en las unidades de procesamiento gráfico (GPU), que son esenciales para generar imágenes con inteligencia artificial.
Los usuarios de ChatGPT Plus (la versión de pago del servicio) son los que más uso han hecho de esta herramienta, y aunque sigue disponible para ellos, OpenAI ha comenzado a establecer límites en la cantidad de imágenes que pueden generar por día. La compañía incluso bromeó diciendo que «nuestras GPU se están derritiendo», haciendo referencia al nivel de uso que están experimentando.
Este tipo de situaciones pone de manifiesto un reto importante para las empresas de tecnología: cómo escalar servicios innovadores sin comprometer su estabilidad. La creación de imágenes por IA no es un proceso ligero; requiere una gran cantidad de potencia computacional, y la popularidad de la herramienta ha superado las expectativas iniciales de uso.
Se espera que OpenAI optimice sus recursos y continúe ampliando la disponibilidad de la función en el futuro, posiblemente con límites razonables para los usuarios gratuitos. Por ahora, este episodio demuestra que, aunque la inteligencia artificial está avanzando a pasos agigantados, la infraestructura aún necesita ponerse al día para seguirle el ritmo a nuestra creatividad digital.